martes, 30 de marzo de 2010

Pintadas

Difícil concepto el de arte urbano. Ahora que lo pienso… ¿qué es el arte urbano? Estoy buscando posibles definiciones y, de momento, me quedo con la de la omnipresente Wikipedia: “El término arte urbano o arte callejero, traducción de la expresión inglesa street art, describe todo el arte expresado en la calle, normalmente de manera ilegal”. Interesante… Según esto, y sobre todo por el efecto que provoca la palabra ilegal, es inevitable la asociación con otro término, este sí, bastante más claro: graffiti. Creo que no es necesario explicar qué es un graffiti, pero, ¿es arte?

¿Hay siempre detrás una intención de provocar emociones en el público? (más allá de maldecir a todos los familiares de aquel que pintarrajeó mi pared recién pintada). Puede, al menos para mí, que ésta sea la pregunta que podamos hacernos para saber si consideramos que un graffiti es arte o no. (Un inciso, lectores, si esto es arte, otro día os demostraré otro objeto que para mí es arte, pero eso será más adelante). Parece (a juzgar por las paredes de media España) que están de moda las pintadas (o graffitis, según cómo lo mires) de letras, y firmas, básicamente, en mi opinión, la expresión del yo ególatra. No creo que tengan otro propósito, a no ser que consideremos arte la redondez de las curvas de las letras o la combinación de colores de los sprays.

Sin embargo, otros graffiteros sí han pretendido algo más que ensuciar o pintar una pared blanquita que invita a ello (como cuando tenemos un boli en las manos y una hoja en blanco delante): han aprovechado un espacio gratuito y totalmente visible para gritar silenciosamente lo que muchos saben y pocos se atreven. Banksy, por ejemplo, el irreverente desconocido que ha abierto los ojos a más de uno con unos trazos espectaculares, además de provocadores. Me gustaría mostrar algunas de sus obras (sí, a lo que hace este señor sí lo considero arte). Vean la foto de su izquierda:


Además del valor iconográfico que, para mí, tiene este graffiti, el objetivo es realmente significativo: provocación. También encuentro muy provocadora la siguiente imagen, que además, a mi parecer, es una crítica al abuso de la autoridad, algo así como el que persigue al tramposo es el más tramposo en realidad. Por no hablar de la ilusión óptica que genera encontrar esta imagen a tamaño real junto al peatón en una calle.
Además, Banksy tiene otros graffitis que pretenden hacer una denuncia clara de nuestra sociedad prepotente y egocéntrica, que arrasa con lo que encuentra a su paso con tal de conseguir su beneficio personal y el máximo placer posible, a costa de lo que sea. Por ejemplo, la siguiente imagen:

Miren la obesidad de estos opulentos turistas, más preocupados por la foto que enseñarán al volver a su país (Estados Unidos, seguramente, pero en realidad podría ser cualquier país occidental), que por conocer los intríngulis del lugar que visitan. ¡Qué bonito les va a quedar decir que han hecho un viaje en el carromato típico de X país! (sin preocuparse lo más mínimo por el hecho de que es la única forma de transporte que tienen allí, o que es su modo de vida y no una atracción de parque temático) ¡Qué pintoresco, oye! Y miren cómo un pobre niño arrastra laboriosamente a esta pareja de gordos turistas (la cursiva es intencionada: lo digo con desprecio. Hay varias formas de conocer lo que hay más allá de tus narices: una forma es tratar de integrarse en el lugar que quieres conocer, preguntar, saber, leer mucho, conocer a sus gentes; la otra, hacer turismo al más puro estilo Banksy). Observen también el color de este graffiti: ¿creen acaso que el colorinchi de los turistas, frente al blanco y negro del pobre niño es algo casual? Por no hablar de las ropas de unos y otros (¿se han fijado en el polito de Lacoste que lleva el señor turista?), las gafas o la tecnología de última generación.

¿Y qué me dicen de la “chacha” que esconde toda la mierda de este mundo detrás de una fachada bonita? Poco más puedo decir de esta imagen –una de mis favoritas de Banksy– que dice mucho más que mil palabras.

De todas formas, es curioso: mientras algunos graffitis, (a pesar de ser políticamente incorrectos como los de Banksy), son aceptados e incluso considerados obras de arte de vanguardia por su carácter rupturista y su afán de denuncia, otros siguen siendo tachados de pintadas. Ya que estamos, les presento también la otra cara de la moneda.

Este dibujo de trazos simples (me refiero a los circulitos, no a todo el conjunto) es el más repetido desde hace unos meses en las paredes de mi ciudad natal en La Rioja. Se ha dicho de todo sobre estas pintadas, naturalmente. Y como una ciudad pequeña es lo que es, y nos conocemos todos, por supuesto se sabe quién es el autor de la obra, hasta donde llega mi información, no se sabe si cuerdo o no completamente. Como ocurre con estas cosas, se ha llegado a decir de todo. Sobre el artista no comento; sobre la obra hay múltiples interpretaciones. Unos dicen que son piedras, vete tú a saber de dónde: un muro quizá por las pintadas de las paredes, piedras de un camino tal vez, por los dibujos de las aceras. Otros dicen que él mismo afirmó que son burbujas que suben al cielo. Qué quieren decir, no se sabe, y por qué su consciente (o subconsciente) siempre dibuja el mismo motivo también es un misterio. Pero es curiosa la manera de tratarlo: para él supongo que será arte, mientras que para los demás es el chiflado de las burbujas. Y no deja de ser interesante tampoco la comparación con el caso anterior de Banksy: uno es un artista, el otro un vándalo.

La única conclusión que extraigo de todo esto es que arte es todo lo que uno quiera que sea arte, lo único necesario es hacerse respetar (para lo cual es necesario tener el poder para hacerse valer) o de lo contrario no serás más que un tarado incomprendido (por cierto, propongo esta última reflexión para otra entrada futura).

Al fin y al cabo, arte puede ser todo, siempre y cuando uno se lo crea. Se lo demostraré…

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